A comienzos de año se empezaban a publicar los primeros decretos 2020 de los programas de ayudas a empresas y personas emprendedoras que impulsa el Departamento de Promoción Económica y gestiona Beaz.
Desde entonces, escalonadamente, se han ido abriendo los plazos de solicitud. En estos momentos están vigentes los programas de Creación de Empresas, el 3i, y el de Emprendimiento e Innovación social. En breve se abrirán el de Internacionalización, el Plan 2i, Bizkaia Creativa y Artesanía.
Siete programas que vistos en su conjunto tienen varias lecturas. Una de ellas, en clave temporal, es la convivencia entre ayudas que llevan muchos años activas -como Creación de Empresas o Internacionalización- con otras más recientes, como 3i.
Otra, en clave sectorial: a los programas más genéricos se han ido añadiendo otros de temáticas específicas, como Artesanía, Bizkaia Creativa o Innovación social, con el fin de impulsar a una empresa más diversa y con soluciones de dichos nichos.
Una más, en clave de alcance: no hay momento en que las pymes de Bizkaia se planteen un reto de crecimiento en el que no podrían estar arropadas por algunos de los programas forales. Programas que, desde hace ya un tiempo, se han complementado con diferentes servicios y recursos.
Sea cual sea el punto de vista, el objetivo está claro: desarrollar herramientas que impulsen la creación de empresas y apoyen proyectos que contribuyan al crecimiento económico y a una transformación del modelo económico acorde a los tiempos.
Desde la administración no olvidamos que contribuir al cambio es una de nuestras obligaciones, quizás no abanderándolo, pero sí creando las condiciones para que sea posible.
Los nuevos tiempos exigen un sistema integrador que ofrezca a las empresas opciones diversas para abordar sus retos. No es casualidad que en el reciente encuentro Bizkaia Enpresa –junto con la publicación de las ayudas, otro de los puntos de partida del año para Beaz- hablásemos de ecosistemas colaborativos.